domingo, 11 de diciembre de 2011

Reincarnatum (Metapsyche)

Ninguna vez supe de una historia como la de aquel ser que vivió en la India alguna vez, en épocas antiguas... El pasado me contó como frotando y haciendo vibrar las cuerdas de su sarangi, éste lloraba en sus notas la pérdida de la flor del alma de aquel hombre...
Aunque rodeado de belleza, pasó el resto de su vida junto a un gran ventanal en lo alto de su palacio, viendo nacer y morir al sol, orando al viento que esparciera el llanto de su música, con la esperanza de que un día su flor supiera la verdad y regresara... ya fuera en esta vida, o en otra...
Ahora en ocasiones, cuando escucho juntas las tablas, el mridangam y el shruti, recuerdo la dicha que se esconde en el corazón de esta historia...
Perdona si no soy clara en mi relato, pero hoy el viento me lo dijo en murmullos, me trajo los pétalos de esta historia y me salpicó la mente con recuerdos...
Ahora te entrego a ti estos pétalos, para que puedas recordar...
-SSLH

sábado, 8 de octubre de 2011

Pirata


¿Y ahora qué?
Qué hacer cuando mi embarcación llevó tanto tiempo varada en la arena... y de la manera mas súbita llegó el mar imponente con toda su intensidad... No tengo tripulación... Solo soy yo con mi pequeña nave oxidada... y solo dos caminos... uno, recorrer por mares antes navegados... mares misteriosos y peligrosos... que pueden llevarme a La Isla... ésa que  he estado buscando desde hace tanto tiempo... Yo sé... que La Isla es real.
Y el otro camino, navegar por aguas desconocidas, aún mas misteriosas, y sin destino aparente... Que entre todas las posibilidades puede llevarme a donde no quiero estar... o al mejor de los lugares...

Vamos a tomarle el pulso a la situación... a ver si aún vive... o si es tiempo de dejar el pasado en la morgue.
-SSLH
08/10/2011

miércoles, 5 de octubre de 2011

puras estupideces que no me deberían importar...



¿Cómo?... Que alguien me explique por favor.... ¿Cómo carajos se supone que confíe en alguien?

viernes, 9 de septiembre de 2011

Los fabulosos secretos que se esconden debajo de la cama...


Anteayer en la hora crepuscular, acostada en mi cama, mi cuerpo se hundió lenta y pesadamente a través de las sabanas, como si mi carne se convirtiera en miel espesa, mi cuerpo goteó hasta traspasar la tela y dar a un mar profundo, justo debajo del colchón. Nadé largo rato respirando húmedo. Todo estaba obscuro, parecía poder perderme en la eternidad, aunque si esa era la eternidad, siempre estaría perdida. Vagué hasta que vi un rayo de luz que venía de la superficie. Me impulsé a la fuente de la luz y note que era un espejo grande y redondo, tenía un marco de piedra con una inscripción en relieve que decía "Ko Ham". Me asomé al espejo y me vi, pero me sobresalté cuando noté que mi reflejo estaba sorprendido de verme. Ella se movía igual que yo pero su expresión era diferente. Acercamos con cautela nuestras manos y juntamos las yemas pero me quemó al tocarla y retiramos las manos a la par con un movimiento súbito. Ella se fue y me quedé pensando un rato en el suceso y en el misterioso relieve del marco del espejo. Un rato después me asomé nuevamente al espejo, y la vi otra vez, mirándome fijamente.
 De la superficie del espejo comenzó a salir humo.
-¿Quién eres?- escuche su voz en mi cabeza.
-Yo soy Simran- pensé.
- No. YO soy Simran.- contestó ella en un tono seco.
Vi que del relieve comenzaba a salir humo también y me pregunté qué significaría "Ko Ham"
-¿Quién soy yo?- me respondió la voz -"Ko Ham" significa "¿Quién soy yo?" Dilo. ¿Quién eres tu?- Y al decir esto ella toco la superficie del espejo con la punta de su dedo índice y el espejo onduló como si fuera de agua.
"¿Quién soy yo?" me pregunté. Me quede pensando un rato, no sabía que decir ni que pensar, hasta que la vi a ella bebiendo agua del espejo, detrás de ella había árboles y cielo, no el obscuro océano atrás de mi. De repente caí en cuenta de que yo era su reflejo! yo no era nada! carente de nombre, me convertí en un reflejo, en la proyección de un ego ajeno, la visualización de un alma como individuo, el "yo" que marcaba una tosca linea entre mi ser y el del Universo, era estar separada de mí misma y esa tosca linea solo se podía borrar derrumbando la barrera del "yo", la barrera del ego, para así finalmente aglutinarme con el Universo...

-SSLH

jueves, 25 de agosto de 2011

Soy yo quien extraña al sol...



odio esa sensacion de no saber que hacer o a donde ir. Hoy la noche esta bien fria, pero un frio raro, como frio psicologico. hoy no tuve sentido. nada lo hice con pasion, y yo sin pasion me muero. Si, asi soy yo de extremista, y es eso lo que siempre me causa bronca, pero pues ya que. total tengo el sabor! ......... de repente pienso en estar afuera, con mi tos de perro y mojandome, y entonces morir y volver al sol, y jamas tener frio en el corazon. morir y viajar, y ver con los ojos de mi alma mi verdadero hogar, mi raiz con Cas. Yo soy Cas Matus, otra de las caras de esa quien se hace llamar Sim, solo para dar nombre a su ego..... y caen las gotas ensordecedoras y me doy cuenta de todo, no es que me vaya a morir, no es que sean pensamientos suicidas. nada de eso, esas son patrañas.. es pensar en morirme como se moriria un vago. de muy niña yo queria ser vagabunda, tambien queria ser camionera, los vagabundos generalmente me caen bien, sobre todo si tienen barba porque me recuerdan a mi papá, pero eso es otro trip. bueno.... la cosa es esta,, no es morir lo que importa, ni siquiera puedo morirme si existo,, es como una contradiccion, si vives y lees esto, existes, si mueres dejas de existir, no puedes existir y luego dejar de existir porque entonces nunca habrias existido, y serias nada, serias vacio... pero aqui estamos frente a la pantalla...y nadie sabe por que. he ahi... esa sensacion... la sensacion de no saber que hacer ni a donde ir... jajaj y dejo de llover.. y me doy cuenta de todo!! no es nada grave, no es nada que no hubiera sucedido antes, estoy acostumbrada y se reconocerlo, como reconoces el vacio peculiar en tu estomago cuando traes hambre... me doy cuenta de todo y no es nada grave, solo necesito meditar.
-SSLH

P.S. Le hecho de menos Sr. Escargot, yo se que le vi hace poco con Zari, pero lo extraño con el anhelo profundo de sus ojos verdemar mirando al sol... espero que lea esto y se comunique. Me estare atenta a los mensajes que pueda haber en el agua.

lunes, 22 de agosto de 2011

Voyage II



Hace un rato, me metí a bañar y tuve una aparición... era el Hombre Caracol, quien me visitaba en las minúsculas gotas de agua adheridas al azulejo de la pared. Me observó con su mirada húmeda y supe que era tiempo de hablar.
Salí corriendo de casa, aun con el flu-monster persiguiéndome, fui al único lugar donde estaría a salvo... en el séptimo cielo... la casa del árbol, hogar de Zari-Güey-Ah.
Subí en el elevador y encontré al Sr. Escargot en una meditación profunda. Estaba en trance. Volteé al otro extremo y Zari-Güey-Ah salió de la cocina con tres tazas de té. Me dijo que el Sr. Escargot me había estado mandando mensajes telepáticos a través del agua (y aparentemente funcionó!) porque había leído un libro de un tal Masaru Emoto, quien se decía capáz de interpretar el lenguaje acuífero... además, se había agotado el saldo de su teléfono celular y tenia que encontrar una manera de comunicarse conmigo.
Zari, (como me pidió que la llamara) se sentó a la mesa junto con el Sr. Escargot y me invitó a sentar. Ella miró al Sr. Caracol con dulzura, lo despertó de su trance con una bofetada y le acercó su té. El Sr. Escargot sacó su pipa, tan burbujeante como siempre, me miró y me pregunto como había estado. Le respondí que bien, como siempre... al menos mejor que la última vez. Había masticado muchas situaciones y cada vez me sentía mas lista para algo... aunque no sabia exactamente "qué"...
Zari se levantó y se asomó por la ventana... se escuchaban unos gruñidos...
-Es solo el flu-monster- le dije.
-Ha estado acosándome-
Zari le roció un poco de cloro y se calló por un rato... después ella se acercó a la mesa donde estábamos reunidos y puso un gran papel sobre la mesa.
Ahí estaba... era un mapa y su respectiva lista de lugares...
El Triángulo de las Bermudas, Nantes, El Sistema de Alcantarillado de Nueva York, Zadar y su Órgano Marino, Stonehenge, Roswell y lo que fue la antigua Sumeria, entre otros... Nos iríamos en bici por tierra, y en canoa por mar, pero su plan se vió modificado cuando le dije que no sabia andar en bici. Me prometió construirme un triciclo, pero en mis adentros supe que debía encontrar otra manera económica de viajar...
Mientras pensaba todo esto, vi por la ventana al sol ponerse en el horizonte. 
Escuchaba al Sr. Escargot y a Zari discutir los destinos del viaje y el orden en que los visitaríamos...
El sol aun me miraba... tan reluciente y tan amarillo, parecía incluso estarme dedicando una sonrisa...
Con una rapidez casi antinatural el sol se fue a dormir, quedando solo una linea de oro, seguida de un halo que daba colores inigualables a las nubes de aquel atardecer.
Sentí una presencia a mi lado, era el Sr. Escargot, que miraba aquel atardecer con cierta nostalgia... con cierta dulzura, como si esa noche fuera a extrañar al sol mas que nunca...
Sus ojos verde mar se veían mas bellos que nunca con esos reflejos dorados que parecían dar la bienvenida al otoño.
Ya era tarde y el flu-monster aun estaba abajo acechando, y no podía salir por la ventana, puesto que estábamos en el séptimo cielo. Zari sugirió que nos quedásemos a dormir, y así lo hicimos.
Me acomodé junto a la ventana, la misma ventana donde vi el atardecer... Zari se fue a su nido y el Sr. Escargot se metió a su caparazón junto a la chimenea... todo estaba silencioso y yo estaba observando el cielo estrellado desde la ventana, pensando en los rincones del mundo que iríamos a visitar... Pasó una deslumbrante estrella fugaz, y me pregunté... qué nos depararía el destino...

-SSLH


P.S. Espero que el viaje no demore mucho mas... ya que mi corazón se encuentra inflado de emoción por la ilusión de nuevas aventuras... 

sábado, 23 de julio de 2011

Carta del Jefe Seattle al presidente de los Estados Unidos


El presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, envía en 1854 una oferta al jefe Seattle, de la tribu Suwamish, para comprarle los territorios del noroeste de los Estados Unidos que hoy forman el Estado de Wáshington. A cambio, promete crear una "reservación" para el pueblo indígena. El jefe Seattle responde en 1855.

El Gran Jefe Blanco de Wáshington ha ordenado hacernos saber que nos quiere comprar las tierras. El Gran Jefe Blanco nos ha enviado también palabras de amistad y de buena voluntad. Mucho apreciamos esta gentileza, porque sabemos que poca falta le hace nuestra amistad. Vamos a considerar su oferta pues sabemos que, de no hacerlo, el hombre blanco podrá venir con sus armas de fuego a tomar nuestras tierras. El Gran Jefe Blanco de Wáshington podrá confiar en la palabra del jefe Seattle con la misma certeza que espera el retorno de las estaciones. Como las estrellas inmutables son mis palabras.
¿Cómo se puede comprar o vender el cielo o el calor de la tierra? Esa es para nosotros una idea extraña.

Si nadie puede poseer la frescura del viento ni el fulgor del agua, ¿cómo es posible que usted se proponga comprarlos?

Cada pedazo de esta tierra es sagrado para mi pueblo. Cada rama brillante de un pino, cada puñado de arena de las playas, la penumbra de la densa selva, cada rayo de luz y el zumbar de los insectos son sagrados en la memoria y vida de mi pueblo. La savia que recorre el cuerpo de los árboles lleva consigo la historia del piel roja.

Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre las estrellas. Nuestros muertos jamás se olvidan de esta bella tierra, pues ella es la madre del hombre piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran águila, son nuestros hermanos. Los picos rocosos, los surcos húmedos de las campiñas, el calor del cuerpo del potro y el hombre, todos pertenecen a la misma familia.

Por esto, cuando el Gran Jefe Blanco en Wáshington manda decir que desea comprar nuestra tierra, pide mucho de nosotros. El Gran Jefe Blanco dice que nos reservará un lugar donde podamos vivir satisfechos. Él será nuestro padre y nosotros seremos sus hijos. Por lo tanto, nosotros vamos a considerar su oferta de comprar nuestra tierra. Pero eso no será fácil. Esta tierra es sagrada para nosotros. Esta agua brillante que se escurre por los riachuelos y corre por los ríos no es apenas agua, sino la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos la tierra, ustedes deberán recordar que ella es sagrada, y deberán enseñar a sus niños que ella es sagrada y que cada reflejo sobre las aguas limpias de los lagos hablan de acontecimientos y recuerdos de la vida de mi pueblo. El murmullo de los ríos es la voz de mis antepasados.

Los ríos son nuestros hermanos, sacian nuestra sed. Los ríos cargan nuestras canoas y alimentan a nuestros niños. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben recordar y enseñar a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos, y los suyos también. Por lo tanto, ustedes deberán dar a los ríos la bondad que le dedicarían a cualquier hermano.

Sabemos que el hombre blanco no comprende nuestras costumbres. Para él una porción de tierra tiene el mismo significado que cualquier otra, pues es un forastero que llega en la noche y extrae de la tierra aquello que necesita. La tierra no es su hermana sino su enemiga, y cuando ya la conquistó, prosigue su camino. Deja atrás las tumbas de sus antepasados y no se preocupa. Roba de la tierra aquello que sería de sus hijos y no le importa.

La sepultura de su padre y los derechos de sus hijos son olvidados. Trata a su madre, a la tierra, a su hermano y al cielo como cosas que puedan ser compradas, saqueadas, vendidas como carneros o adornos coloridos. Su apetito devorará la tierra, dejando atrás solamente un desierto.

Yo no entiendo, nuestras costumbres son diferentes de las suyas. Tal vez sea porque soy un salvaje y no comprendo.

No hay un lugar quieto en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda oír el florecer de las hojas en la primavera o el batir las alas de un insecto. Mas tal vez sea porque soy un hombre salvaje y no comprendo. El ruido parece solamente insultar los oídos.

¿Qué resta de la vida si un hombre no puede oír el llorar solitario de un ave o el croar nocturno de las ranas alrededor de un lago?. Yo soy un hombre piel roja y no comprendo. El indio prefiere el suave murmullo del viento encrespando la superficie del lago, y el propio viento, limpio por una lluvia diurna o perfumado por los pinos.

El aire es de mucho valor para el hombre piel roja, pues todas las cosas comparten el mismo aire -el animal, el árbol, el hombre- todos comparten el mismo soplo. Parece que el hombre blanco no siente el aire que respira. Como una persona agonizante, es insensible al mal olor. Pero si vendemos nuestra tierra al hombre blanco, él debe recordar que el aire es valioso para nosotros, que el aire comparte su espíritu con la vida que mantiene. El viento que dio a nuestros abuelos su primer respiro, también recibió su último suspiro. Si les vendemos nuestra tierra, ustedes deben mantenerla intacta y sagrada, como un lugar donde hasta el mismo hombre blanco pueda saborear el viento azucarado por las flores de los prados.

Por lo tanto, vamos a meditar sobre la oferta de comprar nuestra tierra. Si decidimos aceptar, impondré una condición: el hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.

Soy un hombre salvaje y no comprendo ninguna otra forma de actuar. Vi un millar de búfalos pudriéndose en la planicie, abandonados por el hombre blanco que los abatió desde un tren al pasar. Yo soy un hombre salvaje y no comprendo cómo es que el caballo humeante de hierro puede ser más importante que el búfalo, que nosotros sacrificamos solamente para sobrevivir.

¿Qué es el hombre sin los animales? Si todos los animales se fuesen, el hombre moriría de una gran soledad de espíritu, pues lo que ocurra con los animales en breve ocurrirá a los hombres. Hay una unión en todo.

Ustedes deben enseñar a sus niños que el suelo bajo sus pies es la ceniza de sus abuelos. Para que respeten la tierra, digan a sus hijos que ella fue enriquecida con las vidas de nuestro pueblo. Enseñen a sus niños lo que enseñamos a los nuestros, que la tierra es nuestra madre. Todo lo que le ocurra a la tierra, le ocurrirá a los hijos de la tierra. Si los hombres escupen en el suelo, están escupiendo en sí mismos.

Esto es lo que sabemos: la tierra no pertenece al hombre; es el hombre el que pertenece a la tierra. Esto es lo que sabemos: todas la cosas están relacionadas como la sangre que une una familia. Hay una unión en todo.

Lo que ocurra con la tierra recaerá sobre los hijos de la tierra. El hombre no tejió el tejido de la vida; él es simplemente uno de sus hilos. Todo lo que hiciere al tejido, lo hará a sí mismo.

Incluso el hombre blanco, cuyo Dios camina y habla como él, de amigo a amigo, no puede estar exento del destino común. Es posible que seamos hermanos, a pesar de todo. Veremos. De una cosa estamos seguros que el hombre blanco llegará a descubrir algún día: nuestro Dios es el mismo Dios.

Ustedes podrán pensar que lo poseen, como desean poseer nuestra tierra; pero no es posible, Él es el Dios del hombre, y su compasión es igual para el hombre piel roja como para el hombre piel blanca.

La tierra es preciosa, y despreciarla es despreciar a su creador. Los blancos también pasarán; tal vez más rápido que todas las otras tribus. Contaminen sus camas y una noche serán sofocados por sus propios desechos.

Cuando nos despojen de esta tierra, ustedes brillarán intensamente iluminados por la fuerza del Dios que los trajo a estas tierras y por alguna razón especial les dio el dominio sobre la tierra y sobre el hombre piel roja.

Este destino es un misterio para nosotros, pues no comprendemos el que los búfalos sean exterminados, los caballos bravíos sean todos domados, los rincones secretos del bosque denso sean impregnados del olor de muchos hombres y la visión de las montañas obstruida por hilos de hablar.

¿Qué ha sucedido con el bosque espeso? Desapareció.

¿Qué ha sucedido con el águila? Desapareció.

La vida ha terminado. Ahora empieza la supervivencia.



Tss! buenisimo!
-SSLH

lunes, 2 de mayo de 2011

Tu Me Manques

Vivir sin ti, es como dormir sin soñar, como escuchar sin
sentir, como el sabor de una mala película, cuando a la sopa le falta sal, o cuando te
vas a la cama sin cenar...


Vivir sin ti, es como el hueco que encuentran mis brazos en su
necesidad matutina de abrazarte y que acogen no mas que la figurilla fantasmal
de tu ausencia...


Vivir sin ti, es como comer comida enlatada a diario.


-SSLH

jueves, 10 de febrero de 2011

La Historia de Mushkil Gusha



Había una vez, a menos de mil millas de aquí, un pobre leñador viudo que vivía con su hija pequeña. Todos los días iba a la montaña a cortar leña para hacer fuego, que traía a casa y ataba en haces.

Después de tomar el desayuno caminaba hasta el pueblo más cercano, donde vendía la leña y descansaba un rato antes de regresar. Un día, al volver ya tarde a casa, la niña le dijo:

»Padre, a veces desearía tener mejor comida, más cantidad y diferentes clases de cosas para comer.«

»Muy bien hija mía« dijo el viejo »mañana me levantaré más temprano que de costumbre, me adentraré en la montaña donde hay más leña y traeré una cantidad mucho mayor que la habitual. Llegaré a casa más temprano y así podré atar la leña antes para luego ir al pueblo a venderla; conseguiré de esta forma más dinero y te traeré toda clase de cosa ricas para comer.«

A la mañana siguiente el leñador se levantó antes del alba y se fue las montañas. Trabajó duramente cortando leña, e hizo un enorme haz que acarreó sobre su espalda hasta la casa.

Cuando llegó, todavía era muy temprano. Puso la carga en el suelo y golpeó la puerta diciendo:

»Hija, hija, abre la puerta que tengo hambre y sed, y necesito tomar algún alimento antes de ir al mercado.«

Pero la puerta permaneció cerrada. El leñador estaba tan cansado que se acostó en el suelo y pronto se quedó dormido al lado del atado de leña.

La niña, que había olvidado la conversación de la noche anterior, estaba profundamente dormida. Cuando el leñador se levantó, unas horas después, el sol ya estaba alto. Golpeó nuevamente la puerta y dijo:

»Hija, hija, ven pronto. Debo comer algo e ir al mercado pues es mucho más tarde que otros días.«

Pero como la niña había olvidado aquella conversación de la noche anterior, mientras el padre dormía, se había levantado, arreglado la casa, y había salido a dar un paseo. Dejó la cabaña cerrada, suponiendo, en su olvido, que su padre estaba todavía en el pueblo.

Así que el leñador se dijo: »Ya es demasiado tarde para ir al pueble, regresaré al las montañas y cortaré otro haz de leña, que llevaré a casa, así mañana tendré doble carga para llevar al mercado.«

Trabajó duramente ese día en las montañas, cortando leña y dando forma a la misma. Era ya de noche cuando llegó a su casa con la leña sobre los hombros. Puso el atado detrás de le casa, golpeó la puerta y dijo:

»Hija, hija, abre que estoy cansado y no he comido nada en todo el día. Tengo doble cantidad de leña que espero llevar mañana al mercado. Esta noche tengo que dormir bien para poder sentirme fuerte.«

Tampoco hubo respuesta, pues la niña, como sintió mucho sueño al regresar a su casa, se preparó la comida y se fue a la cama. Al principio estuvo preocupada por la ausencia de su padre, pero luego se tranquilizó pensando que se había quedado a pasar la noche en el pueblo.

Nuevamente el leñador, al ver que no podía entrar en su casa, cansado, hambriento y sediento, se acostó junto a la leña y de inmediato se quedó dormido. Le fue imposible permanecer despierto a pesar de la preocupación que sentía por lo que hubiera podido pasarle a su hija. Como el leñador tenía tanto frío, tanta hambre, y estaba tan cansado, despertó muy, muy temprano, a la mañana siguiente, aun antes de que hubiera luz. Se sentó y miró a su alrededor pero no pudo ver nada. Entonces ocurrió algo extraño, le pareció escuchar una voz que decía:

»Rápido, rápido, deja tu leña y ven aquí. Si lo necesitas mucho y lo deseas poco, tendrás una comida deliciosa.«

El leñador se puso de pie y caminó en dirección hacia donde venía la voz. Anduvo, anduvo y anduvo, pero no encontró nada. Entonces sintió más cansancio, frío y hambre que antes, y además se encontraba perdido. Había tenido muchas esperanzas, pero eso no parecía haberlo ayudado.

Ahora se sintió triste, con ganas de llorar, pero se dio cuenta de que llorar tampoco le ayudaría. Así que se acostó y se durmió. Muy poco después despertó nuevamente, tenía demasiado frío y hambre para poder dormir.

Fue entonces cuando se le ocurrió relatarse a sí mismo, como si fuera un cuento, todo lo que había ocurrido después de que su hija le hubiera pedido una clase diferente de comida.

Tan pronto como terminó su historia, le pareció oír otra vez, en algún lugar por encima de él, como saliendo del amanecer, que decía:

»¿Qué haces ahí?«

»Estoy contándome mi propia historia« respondió el leñador.

»¿Y cuál es esa historia?« preguntó la voz.

El leñador repitió su narración.

»Muy bien,« dijo la voz. Y a continuación le indicó que cerrara los ojos y subiera por la escalera.

»Pero yo no veo ninguna escalera,« dijo el viejo.

»No importa, haz lo que te digo,« ordenó la voz. El hombre hizo lo que se le indicaba. Tan pronto como hubo cerrado los ojos, descubrió que estaba de pie y, levantando el pie derecho, sintió algo como un escalón debajo de él. Comenzó a subir lo que parecía ser una escalera. De repente los escalones comenzaron a moverse, se movían muy deprisa, y la voz le dijo:

»No abras los ojos hasta que yo te lo indique.«

No había pasado mucho tiempo cuando le ordenó abrirlos. Al hacerlo, se encontró en un lugar que parecía un desierto, con el sol ardiente sobre su cabeza. Estaba rodeado de cantidades y cantidades de pequeñas piedras de todas clases: rojas, verdes, azules y blancas. Pero parecía estar solo; miró a su alrededor y no pudo ver a nadie.

Pero la voz comenzó a hablar de nuevo:

»Toma todas las piedras que puedas, cierra los ojos y baja los escalones.«

El leñador hizo lo que se la decía y, cuando abrió los ojos por orden de la voz, se encontró delante de la puerta de su propia casa. Llamó a la puerta y la hija le abrió. Ella le preguntó que dónde había estado y el padre le contó lo ocurrido, aunque la niña apenas entendió lo que él decía porque todo le sonaba muy confuso.

Entraron en la casa, y la niña y su padre compartieron lo último que les quedaba para comer: un puñado de dátiles secos. Cuando terminaron, el leñador creyó oír nuevamente la voz, una voz como la otra que le había dicho que subiera los escalones. La voz dijo:

»A pesar de que quizá tú aún no lo sabes, has sido salvado por Mushkil Gusha. Recuerda: Mushkil Gusha siempre está aquí. Asegúrate de que todos los jueves por la noche comerás unos dátiles, darás otros a alguna persona necesitada y contarás la historia de Mushkil Gusha. De lo contrario, harás un regalo en su nombre a alguien que ayude a los necesitados. Asegúrate de que la historia de Mushkil Gusha nunca, nunca sea olvidada. Si tú haces esto y otro tanto hacen las personas a quienes tú cuentes esta historia, los que tengan verdadera necesidad siempre encontrarán su camino.

El leñador puso todas las piedras que había traído del desierto en un rincón de su casita. Parecían simples piedras y no supo qué hacer con ellas. Al día siguiente llevó sus dos enormes atados de leña al mercado y los vendió muy fácilmente, a muy buen precio. Al regresar a su casa, llevó a su hija toda clase de ricos manjares, que ella hasta entonces jamás había probado.

Cuando terminaron de comer, el viejo leñador dijo:

»Ahora te voy a contar toda la historia de Mushkil Gusha. Muskhil Gusha significa el disipador de todas las dificultades. Nuestras dificultades han desaparecido gracias a Mushkil Gusha, y debemos siempre recordarlo.«

Durante una semana el hombre siguió como de costumbre. Fue a las montañas, trajo leña, comió algo, llevó la leña al mercado y la vendió. Siempre encontró un comprador sin dificultad.

Llegó el jueves siguiente y, como es común entre los hombres, el leñador olvidó contar la historia de Mushkil Gusha. Esa noche, ya tarde, se apagó el fuego en casa de los vecinos, los cuales no tenían nada con lo que volver a encenderlo; fueron a casa del leñador y le dijeron:

»Vecino, vecino, por favor, danos un poco de fuego de esas maravillosas lámparas que vemos brillar a través de tu ventana.«

»¿Qué lámparas?« preguntó el leñador.

»Ven fuera y verás,« le respondieron. El leñador salió y vio claramente toda clase de luces que brillaban, desde dentro, a través de su ventana. Entró en casa y vio que la luz salía de montón de piedrecitas que había colocado en un rincón. Pero los rayos de luz eran fríos y resultaba imposible emplearlos para encender fuego, así que salió y les dijo:

»Vecinos, lo lamento, no tengo fuego,« y les dio con la puerta en las narices. Los vecinos se sintieron molestos y sorprendidos, y volvieron a su casa refunfuñando. Pero ellos aquí abandonan nuestra historia.

El leñador y su hija, rápidamente, taparon las brillantes luces con cuanto trapo encontraron, por miedo de que alguien viera el tesoro que tenían. A la mañana siguiente, al destapar las piedras, descubrieron que eran luminosas piedras preciosas. Una por una, las fueron llevando a las ciudades de los alrededores, donde las vendieron a un enorme precio. El leñador, entonces, decidió construir un espléndido palacio para él y su hija. Eligieron un lugar que quedaba justamente frente al castillo del rey de su país. Poco tiempo después había tomado forma un maravilloso edificio.

Ese rey tenía una hija muy bella, que al despertar una mañana vio un castillo que parecía de cuento de hadas frente al de su padre y se quedó muy sorprendida. Preguntó a su servidumbre:

»¿Quién ha construido ese castillo? ¿Con qué derecho hacen algo así tan cerca de nuestro hogar?«

Los sirvientes salieron e investigaron y, al regresar, le contaron a la princesa la historia, hasta donde pudieron saberla. Entonces la princesa, muy enojada, mandó llamar a la hija del leñador, pero cuando las dos niñas se conocieron y hablaron, pronto se hicieron buenas amigas. Se veían todos los días e iban juntas a jugar y a nadar un arroyo que habían sido hecho para la princesa por su padre.

Algunos días después del primer encuentro, la princesa se quitó un hermoso y valioso collar, y lo colgó en un árbol próximo al arroyo. Al volver olvidó llevárselo, y al llegar a casa pensó que lo había perdido. Mas la princesa, recapacitando, decidió que la hija del leñador se lo había robado. Se lo dijo a su padre, quien hizo arrestar al leñador, confiscó el castillo y le embargó todos sus bienes; el leñador fue puesto en prisión y la hija internada en un orfelinato.

Como era costumbre en ese país, después de cierto tiempo, el leñador fue sacado de su celda y llevado a la plaza pública, donde se le encadenó a un poste, con un letrero alrededor del cuello que decía:

Esto es lo que les ocurre a aquellos que roban a los reyes.

Al principio, la gente se reunía a su alrededor, burlándose de él y tirándole cosas. El leñador se sentía muy desdichado. Pero, como es común entre los hombres, pronto se acostumbraron a ver al viejo sentado junto al poste y le prestaban cada vez menos atención. A veces le tiraban restos de comida, a veces no.

Un día escuchó decir a alguien que era jueves por la tarde. Repentinamente, llegó a su mente el pensamiento de que pronto sería la noche de Mushkil Gusha, el disipador de todas las dificultades, y que había olvidado conmemorarlo desde hacía tanto tiempo. Tan pronto como este pensamiento llegó a su mente, un hombre caritativo que pasaba por allí le arrojó unas monedas. El leñador lo llamó:

»Generoso amigo, me has dado un dinero que para mí no es de ninguna utilidad, si de alguna manera tu generosidad alcanzara comprar uno o dos dátiles y venir a sentarte conmigo para comerlos, yo te quedaría eternamente agradecido. El hombre fue y compró algunos dátiles, se sentó a su lado y comieron juntos. Al terminar, el leñador le contó la historia de Mushkil Gusha.

»Creo que debes estar loco,« le dijo el hombre generoso cuando la hubo escuchado. Pero era una persona comprensiva y, a su vez, tenía bastantes dificultades. Al llegar a su casa, después de este incidente, encontró que todos sus problemas habían desaparecido. Y esto le hizo pensar más seriamente acerca de Mushkil Gusha. Pero él aquí abandona nuestra historia.

A la mañana siguiente la princesa volvió al lugar donde solía bañarse y, cuando estaba a punto de entrar en el agua, vio algo que parecía ser su collar en el fondo del arroyo. Pero en el momento en que iba a recogerlo, sintió ganas de estornudar y, al echar la cabeza hacia atrás, vio que lo que había tomado por su collar era sólo su reflejo en el agua, porque el verdadero collar estaba colgado en la rama del árbol, en el mismo lugar en que lo había dejado hacía mucho tiempo.

Tomándolo, corrió emocionada y le contó lo ocurrido al rey. Éste ordenó que el leñador fuera puesto en libertad y que se le dieran públicas disculpas. La niña fue sacada del orfelinato y todos fueron felices para siempre.

Éstos son algunos de los incidentes de la historia de Mushkil Gusha. Es un cuento muy largo y nunca termina. Tiene muchas versiones; algunas ni siquiera se llaman la historia de Mushkil Gusha y por eso la gente no las reconoce. Pero es por causa de Mushkil Gusha por lo que su historia, en cualquiera de sus formas, es recordada por alguien, en algún lugar del mundo, día y noche, donde quiera que haya gente. Así como su historia siempre ha sido relatada, así seguirá siendo contada siempre.
¿Quiere usted repetir la historia de Mushkil Gusha los jueves por la noche y ayudar así al trabajo de Mushkil Gusha?

ps. Para la buena suerte Sr. Escargot, que mi Mushkil Gusha disipó mis dificultades... casualmente hoy, jueves por la noche.
-SSLH

miércoles, 26 de enero de 2011

Carta de amor para mi futuro novio

Que te alcance primero la muerte si me quieres tanto como yo a ti.
Prefiero ser yo quien sufra el tormento de tu partida, pues no quiero que llores mi ausencia.
Que quede claro que si muero no estaría en el cielo, pues mi cielo eres tu, tus ojos, tu boca, tu pelo, tu pecho y el calor de tu cuerpo.
Que quede claro, que cada vez que estamos lejos a mi corazón le falta vida, pero como siempre te esperaré, y te esperaré porque se que vendrás, me reconocerás.
Si por algún motivo pierdo la vida antes que tu, amor mío, haz de saber que no te olvidaré, te esperaré y te cuidaré.
Con el alma de mis ojos te acariciaré como te acaricia la luz cuando en las noches entra por tu ventana y se abre paso entre la tiniebla para rendirse ante tu vibrante piel.
Y así te cuidaré cada noche y cada día, y esperaré que con el peso de mi partida me sigas queriendo, como yo te seguiré queriendo aún después de la vida.
-SSLH
ps. Perdón por lo cursi... soy femme.

Saludos al Sr. Escargot, que no le he visto vagar por mi mente ultimamente, de vez en cuando se da alguna asomadilla, pero anda perdido desde que pospusimos nuestro viaje con Zari-Güey-Ah por vísperas navideñas, preferimos quedarnos a embriagar en las fiestas, ya les avisaré después la fecha de partida.