sábado, 15 de septiembre de 2018

Ensayo de un Milagro



—Una característica de lo milagroso, es que sorprende —me dijo—. Es una novedosa luz que da claridad pero que en realidad siempre estuvo ahí. Es crecimiento, es comprensión.

Después de varios fallidos intentos de encontrar lo Real, no fue sino hasta que el Sr. Escargot se reconoció en los espejos del mundo que logró adquirir en su poder una fórmula milagrosa que desaparece el tiempo, él le llama Presencia.

El Homme Escargot es un intronauta. Su corazón es una espiral infinita y el mío es un fractal de huecos, porque cuando miro en mi pecho, cabe todo ¡todo el mundo! Bienvenidos sean mis enemigos, que yo les daré el amor que no les dieron de pequeños.

—Yo también tengo un milagro, Sr. Escargot—. Le dije con timidez.

Yo también tengo un milagro los viernes en que Venus me estornuda su miel en la cara y me cuenta la historia de lo milagroso. ¡Oh si! Tengo un milagro; es mi Amado ¡Y vaya que es milagro! Porque la Tierra húmeda le dio forma, textura y aroma a su molde. La Luna extendió sus sábanas para capturar el rocío al primer albor y después las exprimió en sus venas para darle vida. Y le llamo mío no porque me pertenezca, sino porque yo decidí ser de él.

Él no siente ser de este mundo y es que efectivamente no lo es. Su naturaleza va desde lo burdo hasta lo sublime, como un prisma irregular que en cada una de sus caras descompone la luz de Dios en tonalidades variadas.

Recuerdo cuando rompí mi labradorita, a esta se le escapó un grito y alcancé a escuchar lo que dijo; Que en la antigüedad, la más brillante y verde esmeralda decidió reencarnar en verbo y fue así como mi Amado obtuvo su verde voz, cuyo destello alcanzo a distinguir aún cuando le escucho a lo lejos.

Siempre llega con escarcha en la cabeza y yo disfruto derretirla con mis dedos cuando estamos solos. Otras veces me da a beber de su saliva; ambrosía que es el remedio que precisa mi sed. Su sexo es ignición térrea, magma que penetra lo más profundo de mí. Él es el deseo que me calcina. Me froto en su piel mientras cierra sus ojos como quien se arroja al vacío sabiendo que va a ser cachado. Entonces aprovecho, me enrosco a su lado, me escondo en su cuello y me refugio en su esencia. Lentamente respiro sus poros restregándome con suavidad, pero él fue criado por lobos, así que termino salvajemente roída. Nadie nunca me desgarró como él, con tal magnificencia. Se sacude la somnolencia un volcán y entra en erupción.

Antes de verlo, advierto su presencia por su aroma. Recorre los espacios regando su enervante fragancia y reconozco ésta como el sendero que orienta mis pasos. Su presencia es siempre un milagro esperado. Me pregunto si él se sabe sublime como a mí me resulta obvio.

Él es tan fuerte, que lleva un pesado mundo sobre sus hombros y aún así se despierta temprano cuando tiene que hacerlo. Tiene un bosque de caoba rojiza en los ojos y a través de su místico brillo es que se comunica su corazón con destellos en clave morse. Es ahí donde intuyo cuando algo le tiene desmejorado. A veces parece triste o agobiado. Por algún motivo falto de pruebas, intuyo que sufre a ratos, pero él es demasiado inteligente como para sufrir. Lo cierto es que no tengo la menor idea. No sé qué piensa ni qué siente. Es un misterio, pero me gusta pensar que esta bien, que solo esta cansado. Entonces toco sus hombros con mis manos, permito que su rigidez me guíe y pido en mi mente que me permita aligerarlo, cargar un poco de ese mundo.

Cuando lo conocí mi primera impresión fue que él era una tormenta en el mar. Eso perdura hasta hoy. Mirarlo es ver un torrente de energía que impresiona a la par que intimida y estoy segura que eso no solo lo veo yo.

Es un paisaje de alto contraste, juega con las luces y sombras y al final es gris; tiene profundidad. Tiene una sombra debajo de sus pies que a veces no se ve y otras veces se hace muy larga, pero a él no le importa cuando se le escurre y se le arrastra, como quiera siempre la pisa.
Él es un ser completo, es auténtico.

Una vez me dijo; Tú poética y yo soez, pero el poético es él, reitero, yo solo soy un humilde gato con buena capacidad de asombro.

Es hermoso cuando calla y también lo es cuando teje las palabras; cuando se enoja y cuando analiza; cuando me da la espalda o lo observo en los reflejos; cuando le miro de soslayo, cuando me mira y me derrite con una sonrisa o cuando se consume por el fuego de su impaciencia, pero mi ocasión favorita es cuando se sorprende. Es él tan hermoso que me duele verlo, como cuando se mira al Sol.

Me gusta encontrar su nombre escrito y me gusta también escribirlo y pronunciarlo.
Mi Amado es veneno y es antídoto.
Me da veneno de desayuno, comida, cena y colación en el teatro de mi cabeza, donde protagoniza la más cálida y apasionada identificación. Sin embargo después de cada ingesta me sirve de postre el antídoto, pues rememorarle es también la gravedad que me recuerda aterrizar mi presencia, por eso me evoca una reverencia. Pienso entonces en lo fútil de mí, eso me da fuertes bofetadas de desapego y me pregunto qué tan real soy, que aún no sé nada sobre el amor consciente, no sé a ciencia cierta si mis esfuerzos van en dirección correcta, pero en verdad trato de entender... quiero entender.

No, no... Basta. No me den las gracias por escribir esta vez, que ha sido él quien me dicta. Esto es solo una descripción fiel a mi perspectiva, para mí objetiva. Quizás todos lo vean así o quizá sea solo yo porque Dios me dotó de visión excepcional. Es lo que es.

Él es un milagro a simple vista.


-SSLH
09/18





lunes, 30 de julio de 2018

Marte


Saber utilizar la violencia es tan valioso como saber dónde no utilizarla.
¿Estas listo? Es momento de desquebrajar el piso del ego donde te plantas falsamente. 
De romper el limitante vidrio entintado en tus miedos con el martillo de tu propia divinidad, como si estuvieras tocando el Gong.
Llega el tiempo de ser valiente y despellejar la vestimenta de las mentiras que te cuentas y te crees día con día. 
En cada golpe, permite que se te escurra la asfixia, que el núcleo del sonido te lave las heridas.
Te dolerá, pero sanarás mas rápido.
Cuando crees que convenientemente tienes la razón, donde te relajas en tu ilusoria zona de confort en ese estado de estupor, en el momento que te distraes y bajas la guardia, Marte el Guerrero aparece impiadoso con su martillo de hierro a someter tu ego al servicio del Creador.
Después de romperte en miles de pedazos hasta hacerte polvo, te derrite en su fuego y te forja con el mismo martillo que te destruyó.
En tu nuevo cuerpo, esta vez con las plantas cimentadas en el firme suelo de tu verdadero poder, eleva y mantén fijo el arco de tu compromiso. Apunta y dispara impecable la flecha de Marte, -la flecha de tu voluntad- hacia el Este, donde nace el Astro de corona de espinas, el Cristo de semblante dorado, 
el amanecer de tu Consciencia.

Recuéstate en postura de cadáver, con el cuerpo y las palmas viendo hacia arriba y deja que Marte te despierte con su profunda y vibrante voz: el Gong.

-SSLH
27/07/18